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A Project of The Annenberg Public Policy Center

¿Cuáles son los ingredientes de las vacunas?


This article is available in both English and Español

Todas las vacunas contienen un ingrediente activo, o antígeno, y pequeñas cantidades de otras sustancias que les permiten funcionar, evitar una posible contaminación y permanecer efectivas por un mayor tiempo. 

El antígeno es una sustancia que incita al cuerpo a generar una respuesta inmunitaria que incluye anticuerpos protectores. Los antígenos pueden ser virus, bacterias, partes de ellos o incluso el código genético para producir partes de ellos. Todos los virus, bacterias o toxinas utilizadas en las vacunas están inactivados o debilitados para que no pueden enfermar a las personas que las reciben. Los productores enumeran los componentes de cada vacuna en prospectos disponibles públicamente y cualquiera puede revisar si tiene posibles alérgenos. 

Algunas vacunas pueden contener adyuvantes, conservantes, estabilizadores y subproductos residuales del proceso de producción. Todos estos componentes son seguros en las concentraciones utilizadas en las vacunas. Muchos de ellos son comunes y pueden encontrarse en nuestros cuerpos, en el agua potable, en alimentos y otros productos que ingerimos o utilizamos habitualmente. 

Los adyuvantes son sustancias que ayudan a las vacunas a funcionar mejor al estimular la respuesta inmunitaria del cuerpo. Por ejemplo, pequeñas cantidades de sales de aluminio se han utilizado con este propósito y en forma segura por décadas. 

Por lo general, se agregan conservantes a viales de vacunas con múltiples dosis para evitar una posible contaminación de la vacuna tras abrir el vial. Aunque los grupos antivacunas han afirmado falsamente que las pequeñas cantidades de timerosal, un conservante que contiene etilmercurio, en las vacunas son peligrosas, se ha demostrado que no son perjudiciales. El etilmercurio no es lo mismo que el metilmercurio, el tipo de mercurio que se encuentra en algunos peces y animales y que puede ser tóxico en niveles elevados. El etilmercurio es más seguro porque se descompone y se excreta más rápidamente del cuerpo. No hay ningún vínculo entre el timerosal en las vacunas y el autismo. Desde el 2001, no se utiliza timerosal en vacunas pediátricas en EE. UU. con la excepción de vacunas multidosis contra la gripe. 

Se utilizan estabilizadores para mantener el antígeno estable durante el transporte y almacenamiento de las vacunas. Estos pueden incluir azúcares, aminoácidos, proteínas y gelatina

Las vacunas también pueden contener tensioactivos o emulsionantes que se utilizan para mantener los ingredientes bien mezclados y prevenir aglutinaciones. Los grupos antivacunas a veces se enfocan en un emulsionante llamado polisorbato 80 para promover miedo. Pero el compuesto, que se utiliza en forma segura en vacunas, se encuentra en concentraciones mucho más altas en muchos alimentos, tales como los helados. 

A veces quedan en las vacunas vestigios de otras sustancias del proceso de fabricación. Por ejemplo, muchas vacunas se elaboran cultivando virus o produciendo proteínas en huevos de gallina o en líneas celulares, por lo que las vacunas pueden contener ADN o proteínas de esas células u otros productos del medio de cultivo. Similarmente, las vacunas inactivadas pueden contener formaldehído, que se utiliza para matar virus. Nuevamente, las cantidades de estas sustancias en las vacunas son minúsculas e inofensivas, ya que los antígenos se purifican antes de introducirlos en los viales. Ninguna vacuna contiene células o tejido fetal. 

Ninguna vacuna contiene anticongelante, a pesar de que a veces se afirma lo contrario. La confusión usualmente proviene del hecho de que el anticongelante contiene etilenglicol y algunas vacunas contienen polietilenglicol. Si bien los nombres son similares, los compuestos son muy diferentes. El de las vacunas no es tóxico y se encuentra en una variedad de medicamentos y productos para la piel.