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SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

Publicación saca conclusiones prematuras sobre la gravedad de la variante ómicron del COVID-19


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

Aún no se sabe si la variante ómicron produce casos de COVID-19 más o menos graves que la variante delta, aunque algunos indicios preliminares sugieren que las infecciones por ómicron podrían ser más leves. Sin embargo, una publicación en Facebook afirma infundadamente que la “toxicidad” de ómicron es cinco veces mayor que la de delta y que su tasa de mortalidad es más alta.


Historia completa

Desde el descubrimiento, a finales de noviembre, de una nueva versión altamente mutada del SARS-CoV-2, el coronavirus que causa el COVID-19, los científicos han puesto toda su energía en intentar aprender más sobre ella. La variante ómicron, notificada por primera vez a la Organización Mundial de la Salud por Sudáfrica el 24 de noviembre, ha despertado preocupación en todo el mundo debido a los temores de que pueda eludir la inmunidad y ser más transmisible que la ya altamente contagiosa variante delta.

Como informamos, la variante ómicron contiene un conjunto preocupante de mutaciones, algunas de las cuales se prevé que ayuden en la transmisión viral o eviten los anticuerpos neutralizantes protectores. Además, la variante se está propagando rápidamente en Sudáfrica.

Aunque cada día obtenemos más información, siguen existiendo grandes interrogantes tales como el grado de transmisión del virus y el nivel de la gravedad de sus infecciones. Algunos indicios sugieren que los casos de ómicron  pueden ser menos graves en comparación con otras variantes, pero es demasiado pronto para saberlo con seguridad.

A pesar de la incertidumbre, una publicación muy divulgada en Facebook sostiene sin pruebas que la variante ómicron es especialmente virulenta.

“Asegúrese de llevar una mascarilla porque la nueva variante del coronavirus COVID-ómicron, es diferente, letal y no es fácil de detectar correctamente”, asegura engañosamente la publicación, que después enumera los supuestos síntomas de la variante.

“Por supuesto, la toxicidad del COVID-ómicron es 5 veces mayor que la de la variante delta y la tasa de mortalidad también es mayor que la de delta”, continúa diciendo la publicación, añadiendo que la variante ómicron  es “altamente dañina, el virus es muy virulento y la tasa de mortalidad es alta”.

También afirma, sin probarlo, que la “ola [de ómicron] es más mortífera que la primera ola del Covid-19”.

Se desconoce la gravedad de ómicron, pero podría ser menor

Como hemos explicado antes, aún es demasiado pronto para saber si la variante ómicron es más o menos virulenta que la variante delta, y sobre todo, para hacer una estimación cuantitativa. Cualquier evaluación precisa sobre su gravedad llevará algún tiempo, pero hay algunos indicios de que las infecciones de la variante ómicron podrían ser menos graves.

La Dra. Angelique Coetzee, presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica y quien ha tratado a algunos de los primeros casos de ómicron en ese país, ha dicho a múltiples medios de comunicación que hasta ahora los casos de ómicron parecen ser muy leves, con una presentación inusual que se limita principalmente a fatiga extrema, dolores corporales y dolor de cabeza.

Algunos de sus comentarios, incluyendo la idea de que los pacientes no parecen tener una tos fuerte, puede ser el origen de algunos de los síntomas enumerados en la publicación.  

Sin embargo, es difícil saber si esto es totalmente representativo o si cambiará en el futuro. El 28 de noviembre la OMS dijo que “en la actualidad no hay información que sugiera que los síntomas asociados a la variante ómicron son diferentes de los de otras variantes”.

Según un informe del 4 de diciembre sobre la primera serie de casos probables de la variante ómicron en el Complejo Hospitalario del Distrito Steve Biko/Tshwane de Pretoria (Sudáfrica), menos pacientes han necesitado oxígeno suplementario que antes. Y más casos son lo que los médicos allá están llamando casos “indirectos”, es decir, casos de COVID-19 que se detectaron al someter a las personas a pruebas requeridas para ingresar en el hospital al ser admitidas por otra razón.

La tasa global de mortalidad dentro del hospital también es menor: un 6,6% en las últimas dos semanas, frente a un 17% en los últimos 18 meses.

“Es demasiado pronto para poder determinar la gravedad precisa de la enfermedad”, explicó tras revisar las pruebas existentes sobre el tema el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), en una reunión informativa sobre el coronavirus celebrada el 7 de diciembre. “Pero parece que, con los casos vistos hasta el momento, no estamos viendo un perfil de enfermedad muy grave”.

“Podría ser, y subrayo podría ser, menos grave, como muestra la proporción de hospitalizaciones por número de casos nuevos”, continuó. “Sin embargo, esto podría estar influido por el hecho de que muchos de los integrantes de este grupo en particular son personas jóvenes. La estancia en el hospital parece ser más corta y el uso de oxígeno suplementario necesario es menor. Les advierto de nuevo. Estos datos son todavía preliminares”.

Dado que las hospitalizaciones y las muertes son indicadores rezagados, Fauci dijo que probablemente se necesitará “al menos otro par de semanas” antes de que los científicos tengan un “buena idea” de la gravedad relativa de la variante ómicron, y “algunas semanas más” para tener una “muy buena idea” sobre el tema.

Otra cuestión que dificulta saber si los casos aparentemente menos graves realmente reflejan una disminución de la virulencia del virus, es la inmunidad contra el COVID-19 existente en la población, ya sea por una infección previa o por las vacunas. Sudáfrica tiene una tasa de vacunación relativamente baja, pero algunos expertos estiman que casi todos los sudafricanos ya han tenido COVID-19. Si ese es el caso, entonces bien podría ser que la reducción de la gravedad refleje el hecho de que la mayoría de las personas ya están en gran medida protegidas contra enfermedades graves, aunque sean susceptibles de volver a infectarse con esta variante.

Afirmación falsa sobre las pruebas de diagnóstico

La publicación en Facebook también afirma infundadamente que la variante ómicron “no es fácil de detectar correctamente” y sugiere que los casos de la variante son difíciles de diagnosticar con las pruebas actuales.

“El resultado de la prueba del hisopo nasal del COVID-ómicron suele ser negativo y el número de falsos negativos de la prueba nasofaríngea está aumentando”, dice la publicación.

No hay pruebas de que la variante ómicron esté provocando un fallo de las pruebas del COVID-19 a gran escala. Decenas de países de todo el mundo han podido identificar las infecciones causadas por la variante ómicron con las pruebas de diagnóstico existentes, mediante la secuenciación de los virus presentes en las muestras que han dado positivo.

Las pruebas de PCR que se vienen usando ampliamente siguen detectando la infección por las distintas variantes del virus, incluida la ómicron”, dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su comunicado del 28 de noviembre sobre la variante, refiriéndose a las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa que comprueban la presencia de material genético del SARS-CoV-2 en las muestras de los pacientes.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) ha advertido que se anticipa que un tipo de prueba PCR autorizada y utilizada en EE. UU. no pueda detectar la variante ómicron, ya que la prueba solo busca un tramo corto de la secuencia viral y sucede que ómicron tiene una deleción en ese punto. 

Pero la prueba es solo una de muchas pruebas moleculares disponibles (al 9 de diciembre la agencia había autorizado 267) y no se cree que sea utilizada en pruebas de gran volumen. (La FDA identificó otra prueba PCR autorizada que se vería afectada, pero esta no ha sido distribuida). No se espera que las pruebas de PCR que detectan otras partes del genoma viral, o varios puntos diferentes, tengan problemas para identificar las infecciones de la variante ómicron.

Como hemos explicado antes, muchos virus de la variante ómicron tienen una deleción en el gen S, o gen de la proteína de la espícula, que afecta a algunas pruebas de PCR comunes. Pero está resultando ser una particularidad más que un defecto.

Debido a la deleción, muchas muestras de pruebas de la variante ómicron no dan positivo cuando se trata del gen S, a diferencia de la mayoría de las muestras de pruebas de la variante delta, pero sí dan positivo en otros dos genes seleccionados. Esto significa que la prueba sigue sirviendo para diagnosticar a pacientes con la variante ómicron y, al mismo tiempo, detectar posibles casos de esta variante.

Como escribe la OMS en su parte epidemiológico semanal del 7 de diciembre, este “fallo en la diana del gen S (SGTF, por sus siglas en inglés) puede usarse como un marcador indicativo de la variante ómicron”, aunque la agencia dice que debería hacerse una secuenciación para confirmarlo, ya que se sabe que otras variantes tienen la deleción.

Aunque continúan las investigaciones, tampoco hay elementos que indiquen que las pruebas de antígenos, que son más rápidas pero menos precisas y buscan la presencia de proteínas víricas en una muestra, sean incapaces de detectar las infecciones de la variante ómicron.

El parte de la OMS señala que pruebas preliminares en laboratorios “confirman de forma independiente” que las pruebas de antígenos pueden diagnosticar con precisión las infecciones de la variante ómicron y que hasta el 7 de diciembre “no se han notificado diagnósticos erróneos (resultados falsos negativos)” debido a la variante ómicron en ninguna de las pruebas de diagnóstico autorizadas por la OMS.

La sudafricana Coetzee, en su entrevista con Global News de Canadá, también dijo que las pruebas de antígenos “definitivamente” seguían funcionando contra la variante ómicron, aunque recomendó no realizar las pruebas demasiado pronto una vez que aparecen síntomas.

La publicación acierta al pedir cautela, pero olvida la vacunación

Si bien gran parte de la publicación carece de fundamentos, especialmente en sus afirmaciones sobre la gravedad de la enfermedad, esta insta a sus lectores a ser cautelosos con la nueva variante.

“Por favor, tenga cuidado, evite los lugares concurridos, mantenga una distancia de 1,5m incluso en lugares abiertos, utilice una mascarilla con dos capas de tela, use mascarillas adecuadas y lávese las manos con frecuencia cuando no tenga síntomas (tos o estornudos)”, dice la publicación.

Todas estas son precauciones recomendadas y enfatizadas por los funcionarios de salud pública para proteger al público tanto de la variante ómicron como de la delta, que sigue siendo predominante, por lo que seguirlas es un buen consejo.

Hay que resaltar que incluso si las infecciones de la variante ómicron resultan en enfermedades menos graves, si es más contagiosa podría acabar perjudicando a más personas.

“Si se permite que se propaguen sin control, aunque no sean más virulentas o letales por su cuenta, generan más casos, ponen presión en el sistema sanitario y mueren más personas”, dijo el Dr. Mike Ryan, director ejecutivo del programa de emergencias sanitarias de la OMS, sobre las variantes de coronavirus durante una conferencia de prensa el 8 de diciembre.

Sin embargo, la publicación no menciona la vacunación, que es la mejor manera de protegerse contra el COVID-19.

“El mensaje más importante: si te ofrecen una vacuna, por favor, ponte la vacuna”, dijo Ryan. “No importa para qué variante lo estés haciendo”.

Traducido por Elena de la Cruz.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.