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SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

Las vacunas contra el COVID-19 reducen, no aumentan, el riesgo de muerte fetal


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

No hay ninguna relación entre la vacunación contra el COVID-19 y un mayor riesgo de muerte fetal, a pesar de lo que se afirma en línea. De hecho, se ha demostrado en múltiples estudios que la vacunación reduce el riesgo de muerte fetal al proteger a las personas embarazadas y a sus bebés del coronavirus.


Historia completa

Numerosos estudios que evalúan la seguridad de las vacunas contra el COVID-19 en personas embarazadas no han encontrado un mayor riesgo de muerte fetal entre las que se han vacunado. Lejos de demostrar un peligro para la seguridad, se ha demostrado que la vacunación reduce una serie de riesgos relacionados con el coronavirus durante el embarazo, incluida la muerte fetal.

A pesar de los sólidos hallazgos sobre la seguridad, en internet ha circulado un memorando “filtrado” de un hospital de Fresno, California, que sugiere incorrectamente que la vacunación contra el COVID-19 aumenta el riesgo de muerte fetal.

“Correo electrónico filtrado de un hospital revela explosión de muertes fetales tras lanzamiento de vacunas contra el COVID-19”, dice un titular del sitio web de teorías conspirativas InfoWars, que fue compartido en Instagram.

La afirmación parece originarse con un artículo publicado el 24 de octubre en el Epoch Times, un medio de comunicación de extrema derecha afiliado al movimiento espiritual chino Falun Gong. El sitio es una fuente frecuente de desinformación, incluso sobre el COVID-19 y las vacunas.

Según el artículo del Epoch Times, un empleado del hospital de Fresno afirmó que la tasa de muerte fetal se había “disparado” después del lanzamiento de las vacunas contra el COVID-19. El empleado compartió un correo electrónico de una enfermera administrativa del 8 de septiembre en el que se hacía referencia a un aparente aumento del número de “pacientes fallecidos” en todo el sistema hospitalario, incluidos 22 fallecimientos en agosto, que empataron el récord de julio de 2021.

Pero el memorando no menciona la vacunación contra el COVID-19 y se centra principalmente en informar al personal de enfermería sobre cómo manejar adecuadamente los especímenes de fallecidos. Además, el correo electrónico no indica en ningún momento que sus cifras se refieren únicamente a las muertes fetales.

La pérdida de embarazo, o el fallecimiento del feto, se refiere a la muerte en cualquier momento de la gestación del bebé. En Estados Unidos, las muertes anteriores a las 20 semanas de gestación se denominan abortos espontáneos, mientras que las muertes posteriores a las 20 semanas (o a veces a las 28 semanas) se consideran muertes fetales. Confundir la muerte fetal con la pérdida de embarazo exagera erróneamente el número de muertes fetales.

Los departamentos de salud pública del condado de Fresno y de California también nos dijeron que no ha habido un aumento significativo en la tasa de muerte fetal desde la introducción de las vacunas contra el COVID-19.

Citando al Dr. James Thorp, un ginecólogo de Florida que ya había difundido información errónea sobre las vacunas contra el COVID-19, el Epoch Times procedió a afirmar falsamente que el memorando era “coherente” con otros datos de vigilancia de la seguridad de las vacunas al mostrar que estas son peligrosas durante el embarazo.

Eso es incorrecto. El memorando no implica a las vacunas contra el COVID-19, ni las pruebas existentes sugieren que la vacunación sea insegura para las personas embarazadas y sus fetos. Por el contrario, la vacunación puede proteger contra el COVID-19, que puede ser especialmente peligroso para las personas embarazadas y aumentar el riesgo de complicaciones en el embarazo, incluido el parto de bebés sin vida.

La vacunación contra el COVID-19 puede proteger contra la muerte fetal

Según un documento explicador actualizado regularmente por Victoria Male, profesora de inmunología reproductiva en el Imperial College de Londres, 16 estudios han evaluado la seguridad de la vacunación contra el COVID-19 con respecto a la muerte fetal, y ninguno ha encontrado un mayor riesgo de muerte fetal tras la vacunación contra el COVID-19.

Un metanálisis que revisa algunos de esos estudios, señala el explicador, “encontró que la vacunación contra el COVID realmente reduce el riesgo de muerte fetal”, probablemente debido al riesgo que supone la infección por coronavirus. El metanálisis, publicado en Nature Communications en mayo, encontró que el “riesgo de muerte fetal era significativamente menor en la cohorte vacunada en un 15%”.

La Dra. Brenna Hughes, especialista en medicina materno-fetal del Sistema de Salud de la Universidad de Duke, que ha estudiado el COVID-19 durante el embarazo, también nos dirigió a un estudio publicado este mes en el American Journal of Obstetrics & Gynecology que encontró que las mujeres vacunadas en Australia tenían alrededor de un 80% menos probabilidades de presentar una muerte fetal en comparación con las mujeres no vacunadas. Hughes nos dijo que las afirmaciones en las publicaciones en redes sociales eran “bastante falsas”.

Numerosos estudios han constatado que las embarazadas que se infectan por el coronavirus, o SARS-CoV-2, tienen un mayor riesgo de muerte fetal y otros malos desenlaces para la madre y el bebé que las que no se infectan.

Un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades que incluyó más de 1,2 millones de hospitalizaciones por parto entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, por ejemplo, encontró que en Estados Unidos las mujeres con COVID-19 tenían casi el doble de riesgo de muerte fetal en comparación con aquellas que no tenían COVID-19. El riesgo era más de cuatro veces mayor cuando la variante delta era la dominante.

Un metanálisis de 111 estudios, que incluían a más de 42.000 mujeres embarazadas, encontró que el COVID-19 aumentaba significativamente el riesgo de parto prematuro, preeclampsia, muerte neonatal, muerte materna y muerte fetal. El riesgo de muerte fetal entre las mujeres con COVID-19 era casi 2,4 veces mayor que el de las mujeres sin COVID-19.

La investigación sugiere que entre las mujeres con COVID-19, es la infección de la placenta, o lo que se denomina placentitis por SARS-CoV-2, lo que aumenta el riesgo de muerte fetal. La placenta es un órgano temporal que se desarrolla durante el embarazo y que aporta nutrientes y oxígeno al feto, entre otras funciones.

Es relativamente raro, pero como explica una revisión publicada en octubre en la revista American Journal of Obstetrics & Gynecology, el coronavirus puede destruir más del 75% de la placenta, impidiéndole suministrar oxígeno y matando al feto. Algunas autopsias de bebés nacidos sin vida de madres infectadas por el SARS-CoV-2 han mostrado signos de asfixia. En la mayoría de los casos, el feto no está directamente infectado por el virus.

A diferencia de lo que ocurre con muchos aspectos del COVID-19, no parece haber una relación entre la gravedad del COVID-19 y la muerte fetal. Algunos casos notificados de muerte fetal con placentitis por SARS-CoV-2 se han producido incluso en personas embarazadas que eran asintomáticas.

Aun así, es llamativo que entre los casos de muerte fetal por SARS-CoV-2 descritos en la literatura, ninguno se haya producido en una madre vacunada.

“No parece ser una coincidencia que en los múltiples informes de placentitis por SARS-CoV-2 asociados a muerte fetal y muerte neonatal, ninguna de las madres haya recibido la vacuna contra el COVID-19”, señala la revisión. “Además, aunque no constituye una prueba, los autores no tienen conocimiento, ni personalmente, ni a través de redes colegiales, ni en la literatura publicada, de ningún caso de placentitis por SARS-CoV-2 que haya provocado muerte fetal entre las mujeres embarazadas que recibieron la vacuna contra el COVID-19”.

Los autores de la revisión sospechan que la vacunación probablemente protege contra la muerte fetal al impedir que el SARS-CoV-2 llegue al torrente sanguíneo, que es probablemente la forma en que el virus llega a la placenta.

En consonancia con la idea de que la vacunación es eficaz para reducir el riesgo de muerte fetal relacionada con el COVID-19, los datos preliminares del Registro de embarazos y vacunación contra el COVID-19 de v-safe presentados al comité asesor de vacunas de los CDC el mes pasado mostraron que las personas embarazadas que estaban totalmente vacunadas y contrajeron el coronavirus no tenían un mayor riesgo de muerte fetal que sus compañeras que no se infectaron.

Para ser claros, las posibilidades de que una persona embarazada tenga una muerte fetal, incluso si se infecta con el coronavirus, siguen siendo bastante bajas. Según los CDC, hay aproximadamente una muerte fetal por cada 175 nacimientos, lo que significa que ocurre menos del 0,6% de las veces. Duplicar o triplicar este riesgo significaría que el riesgo seguiría siendo inferior al 2%.

Pero si alguien está preocupado por la muerte fetal, por no hablar de todas las demás complicaciones maternas y fetales del COVID-19, la evidencia muestra que la vacunación contra el COVID-19 sería una buena idea, no una mala, como sugieren las afirmaciones publicadas en línea.

Afirmación de Fresno

Más allá de la abrumadora evidencia de que la vacunación contra el COVID-19 no causa muerte fetal, los detalles sobre el supuesto aumento de muertes fetales en Fresno tampoco tienen sentido.

Nos pusimos en contacto con varios hospitales de maternidad de la ciudad y pudimos identificar el sistema hospitalario responsable del memorando que se compartió con el Epoch Times como Community Medical Centers.

En una declaración, el hospital dijo que el correo electrónico era sobre la política del hospital, no incluía ninguna referencia a la vacunación contra el COVID-19 y no se limitaba solo a la muerte fetal.

“Hay una serie de razones para la muerte del feto y puede ser inexplicable en algunos casos”, dijo Sarah Putman, directora de salud de la mujer y del recién nacido en el Community Regional Medical Center. “Se trataba de un memorando interno de un miembro del personal clínico dirigido a otros miembros de la unidad en el que se les recordaba que debían cumplir con la política del hospital y se les agradecía el tiempo y la atención que habían prestado a los pacientes. El redactor del memorando hizo una observación personal sobre todas las pérdidas de embarazos, que era secundaria para reforzar las políticas y los procedimientos del hospital con el personal. No hubo ninguna mención por parte de ese miembro del personal sobre una causa de esta observación, y no se mencionaron ni el COVID-19 ni las vacunas”.

El correo electrónico menciona específicamente a los “pacientes fallecidos” que murieron antes de las 20 semanas, que serían abortos espontáneos, no muertes fetales. Dejando a un lado el hecho de que, para empezar, los 22 fallecimientos en agosto mencionados en el memorando no son una cifra oficial y solo corresponden a un breve periodo en un único sistema hospitalario, es incorrecto calcular una tasa de muerte fetal a partir de esa cifra, como hizo el médico citado en el artículo del Epoch Times.

Los científicos tienen datos mucho mejores y más sólidos para evaluar si la vacunación aumenta el riesgo de muerte fetal, y las pruebas son claras de que no es así.

La afirmación también se basa en la idea de que ha habido un aumento de los nacimientos de bebés muertos en los últimos dos años. Aunque es posible que ese sea el caso en un sistema hospitalario (Male del Imperial College de Londres dijo que podría deberse a varias razones, como un brote de ciertas enfermedades infecciosas, cambios en la atención prenatal o el azar), no hay indicios de ningún tipo de aumento generalizado de muertes fetales en el área.

El Departamento de Salud Pública de California nos dijo que, hasta noviembre de 2022, no se había producido “ningún aumento significativo en las tasas de muerte fetal de California desde la introducción de las vacunas contra el COVID-19, y ningún certificado de nacimiento mortinato ha mencionado la Vacunación contra el COVID-19’”.

Un epidemiólogo del Departamento de Salud Pública del Condado de Fresno nos dijo que ese era también el caso de Fresno, y añadió que el departamento tiene un equipo de revisión de la mortalidad fetal e infantil que no ha revisado ninguna preocupación sobre las vacunas.

Dado que el COVID-19 aumenta el riesgo de muerte fetal, es razonable pensar que podría haber un aumento en las tasas de muerte fetal en los últimos dos años. Los datos nacionales más recientes solo llegan hasta 2020, y la tasa de 5,74 muertes por cada 1.000 nacimientos no fue significativamente diferente de la tasa de 5,70 en 2019. Este hecho fue mencionado por Thorp en el artículo del Epoch Times, aunque escogió por conveniencia la comparación con 2018, cuando la tasa era ligeramente superior.

El tiempo dirá cómo serán las estadísticas nacionales (los CDC nos dijeron que los datos de 2021 se publicarían en el verano de 2023, según el calendario habitual), pero sea cual sea la tasa de muerte fetal, no significa que el COVID-19 no sea un riesgo para las embarazadas.

Male explicó que, dado que la muerte fetal es bastante rara, las muertes fetales adicionales debidas al COVID-19 podrían no tener un impacto tan grande en las cifras nacionales. Nos dijo, por ejemplo, que en el Reino Unido solo se produjeron 77 muertes fetales por COVID-19 hasta octubre de 2021, lo que no es mucho en relación con la base anual de unas 2.500. Y debido a que la tasa de muerte fetal en EE. UU. es más alta que en el Reino Unido, dijo, “es probable que las muertes fetales por COVID tengan un impacto aún menor” en EE. UU.

De nuevo, los datos ya son claros en cuanto a que el COVID-19 aumenta el riesgo de muerte fetal y la vacunación puede reducir ese riesgo.

Traducido por Claudia Cohen. 


Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.