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SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

Mensaje en redes malinterpreta normas de donación de sangre tras vacunación COVID-19 en Japón


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

Japón solo adoptó directrices para aceptar sangre de donantes que hayan sido vacunados contra el COVID-19 recientemente. Las recomendaciones buscan dar a los donantes tiempo para recuperarse de cualquier efecto secundario causado por la vacuna. Un mensaje publicado en las redes sociales afirma erróneamente, y sin brindar ese contexto, que Japón está “rechazando” donaciones de sangre proveniente de personas vacunadas.


Historia completa

Japón ha reportado más de 651.000 casos de COVID-19 y más de 11.000 muertes por la enfermedad, y en estos momentos atraviesa una cuarta oleada de infecciones. Pero el país está muy rezagado respecto a otras naciones en la vacunación contra el nuevo coronavirus.

Con apenas el 2% de la población completamente inoculada, comparado con más del 35% en Estados Unidos, Japón “está a la par con Myanmar, un estado fallido”, nos dijo en un correo electrónico Jeffrey Kingston, director de estudios asiáticos en el campus japonés de la Universidad Temple.

Retrasado debido a la espera de una vacuna local cuya producción no se materializó, Japón ha aprobado solamente una vacuna, la de Pfizer/BioNTech, y ha sido lento en aplicarla entre su población.

“El proceso laberíntico de aprobación no ha ayudado”, William Pesek, un residente en Tokio y autor de “Japonización: Lo que el planeta puede aprender de las décadas perdidas en Japón”, escribió en el Washington Post. “Tokio, apegado a la tradición, le ha exigido hace tiempo a las empresas farmacéuticas realizar ensayos clínicos locales de principio a fin, en lugar de incorporar estudios y estadísticas recopiladas en otro lugar”.

Pesek también subrayó que la tasa relativamente baja de decesos en un país de 126 millones de habitantes ha reducido la sensación de urgencia, y que un movimiento antivacuna “activo” está promoviendo el escepticismo en Japón. Ha habido cerca de 8,75 muertes por COVID-19 por cada 100.000 personas en Japón comparado a las casi 178 por cada 100.000 en EE. UU., según estadísticas recopiladas por la Universidad Johns Hopkins.

En medio de esa situación, un mensaje publicado en Facebook ha comenzado a difundirse en EE. UU., afirmando de manera errónea que “¡JAPÓN rechaza donaciones de sangre de quien haya recibido vacuna/s! Wow… ¡¿Qué le dice eso?!”

Pero Japón no ha rechazado la sangre donada por individuos vacunados, simplemente impuso una pausa temporal mientras el gobierno elaboraba directrices para las donaciones de sangre.

Hitoshi Hatta, un portavoz de la embajada japonesa en Washington, D.C., dijo a FactCheck.org en un correo electrónico enviado el 7 de mayo que el Ministerio de Salud recientemente adoptó directrices que llaman a las “personas a no donar sangre durante (solamente) las 48 horas posteriores a la vacunación contra el Covid-19”.

Hatta señaló durante una entrevista telefónica que el retraso no guarda relación alguna con temores sobre la seguridad de la vacuna, sino que busca dar tiempo a los posibles donantes para recuperarse de cualquier efecto secundario por la vacuna. Los efectos secundarios pueden incluir mareos, fiebre y dolores generalizados, que impedirían donar sangre.

La Sociedad de la Cruz Roja Japonesa publicó las recomendaciones gubernamentales el 28 de abril, pero dijo que las implementaría a partir del 14 de mayo. 

El gobierno emitió las directrices al tiempo que Japón enfrenta una escasez de sangre debido a una caída en las donaciones a raíz de la pandemia.

Aún no está claro el impacto que tendrá el retraso en el proceso de vacunación en los Juegos Olímpicos de Tokio previstos para julio. Pero el 7 de mayo el primer ministro Yoshihide Suga, al enfrentar otra oleada de infecciones por COVID-19 en el país, extendió el estado de emergencia hasta el 31 de mayo en las prefecturas de Tokio, Osaka, Hyogo y Kioto y lo extendió a las prefecturas de Aichi y Fukuoka.

Algo que favorece a la celebración de los Juegos Olímpicos es que, excepto los atletas y los participantes, ningún exntranjero puede ingresar al país para presenciar las competencias.

Kingston, del campus japonés de la Universidad de Temple, dijo a FactCheck.org que la lentitud en las vacunaciones y el retraso en las directrices sobre donaciones de sangre son responsabilidad del gobierno.

“Es un cuello de botella burocrático causado por miedo de que algo pueda salir mal, por lo que es mejor postergar y postergar”, dijo.

Kingston dijo que Japón tampoco ha olvidado un escándalo que sacudió a la nación durante la década de 1980, cuando se conoció que funcionarios gubernamentales permitieron el uso de sangre contaminada con VIH después de que se hubiese determinado que tratamientos de calor previenen la propagación de la infección a través de sangre donada. Takeshi Abe, quien encabezaba entonces el equipo investigador sobre sida en el Ministerio de Salud, fue imputado de intento de homicidio en 1996 y absuelto en 2001.

En EE. UU. no hay tiempo de espera para donar sangre, según las directrices de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para quienes hayan recibido una vacuna contra el COVID-19. Pero la FDA, anticipando el desarrollo de vacunas con virus vivos y atenuadas, las cuales usan una modalidad debilitada del virus para brindar protección, ya ha sugerido una pausa de dos semanas para quien haya sido inoculado con cualquiera de esas vacunas.

Según la Organización Mundial de la Salud, las vacunas con virus vivos atenuados contra el COVID-19 están en fase preclínica en la Universidad de Carolina del Norte.

La doctora Julie Katz Karp, directora de transfusiones en el hospital universitario Thomas Jefferson en Filadelfia, dijo que la FDA decidió al comienzo de la pandemia que no habría pausa en las donaciones de sangre proveniente de los inoculados con las tres vacunas autorizadas actualmente en uso en EE. UU..

“Ellos determinaron que el riesgo para el receptor era esencialmente, según nuestra perspectiva científica, nulo”, dijo.

(Lea los artículos SciCheck sobre cada vacuna: “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Moderna”, “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech” y “Una guía sobre la vacuna Johnson & Johnson contra el COVID-19”)

Karp dijo que los directores médicos de los bancos de sangre aún tienen la autoridad para exigir a los vacunados que posterguen donar sangre si así lo consideran. 

Karp explicó que los periodos de espera tienen dos objetivos. Uno es proteger al donante y el otro es garantizar que el receptor reciba sangre segura con “buena potencia, buena pureza y buena eficacia”.

Por ejemplo, a los donantes con baja hemoglobina se les recomienda un periodo de espera por el bien de ellos mismos y de un posible receptor, mientras que aquellos con baja presión deberán esperar antes de donar sangre para no poner en riesgo su salud.

Karp dijo que los periodos de espera “varían mucho” en el planeta y son decisiones adoptadas por funcionarios locales por razones médicas, culturales o incluso capacidad de almacenamiento. Karp indicó que EE. UU., donde alguien puede donar sangre cada 56 días, suele ser más permisivo y que otros países son más conservadores. Por ejemplo, en Japón un hombre puede donar sangre solamente tres veces al año y las mujeres dos veces al año.

Y en cuanto a la espera relacionada a la vacuna, India redujo recientemente su lapso de 28 días a dos semanas a solicitud de los bancos de sangre. 

La demanda de sangre en EE. UU. descendió durante la pandemia porque los hospitales pospusieron cirugías opcionales y los accidentes disminuyeron, dijo Karp, pero está acercándose al nivel pre-pandemia y, por lo tanto, aumenta la necesidad de más donaciones.

Traducido por Luis Alonso Lugo.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre nuestras decisiones editoriales, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.