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A Project of The Annenberg Public Policy Center
SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

No hay base científica para afirmar que hay ‘excreción’ de la vacuna


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

Las vacunas contra el COVID-19 no contienen un virus vivo, por lo que no existe una ruta biológica por la cual una persona vacunada pueda ‘excretar’ la proteína de pico del SARS-CoV-2 y transmitirla a quienes estén a su alrededor. Tampoco hay evidencia de que las vacunas causen problemas reproductivos. Por lo tanto, las afirmaciones en redes sociales que dicen que la ‘excreción’ de la vacuna causa problemas reproductivos en quienes no han recibido la vacuna no tienen sustento. 


Historia completa

Ninguna de las vacunas contra el COVID-19 usadas en Estados Unidos contiene un virus vivo capaz de reproducirse. Por lo tanto, no hay base científica que sustente el argumento de que las personas que han recibido las vacunas autorizadas contra el COVID-19 puedan diseminar o excretar el virus a quienes no se han vacunado. 

Algunas vacunas, como la vacuna contra el rotavirus, usan una forma debilitada o atenuada del “germen que causa una enfermedad” para “crear una respuesta inmunitaria fuerte y de larga duración”, tal como explica el Departamento de Salud y Servicios Sociales en su página web. Los niños que reciben la vacuna contra el rotavirus pueden excretar el virus vivo, aunque es poco común, y potencialmente trasmitirlo, provocando una respuesta inmunitaria en quienes estén alrededor. 

Ese no es el caso con las vacunas autorizadas contra el COVID-19. Tampoco hay evidencia de que las vacunas contra el COVID-19 causen infertilidad. Como hemos escrito anteriormente, no se ha reportado pérdida de fertilidad entre los cientos de miles de voluntarios de los ensayos clínicos ni como evento adverso entre las millones de personas que han sido vacunadas. 

Sin embargo, varias publicaciones digitales afirman falsamente que las personas vacunadas están “excretando” la proteína pico del SARS-CoV-2 (que el virus utiliza para entrar a las células) a través de su “respiración” y sus “poros”, y que esto está causando una serie de problemas reproductivos en personas que no han recibido una vacuna. 

En un video que ha sido visto más de 100.000 veces y en una entrada de blog que lo acompaña, el autor de medicina herbaria doctor Cass Ingram afirma falsamente que las vacunas de ARNm contra el COVID-19 pueden “causar la muerte y enfermedades a través de la excreción de GMO”. 

Ingram dice que quienes no se han vacunado están expuestos a “toxinas” que causan muertes repentinas, pérdidas de embarazo, disfuncionalidad de la placenta, “coágulos del tamaño de un puño” y desórdenes en el ciclo menstrual, solo por estar “cerca de personas vacunadas”. 

“Ha habido algunas muertes por contacto con los vacunados. Y no me refiero a abrazos y besos, necesariamente. Me refiero a estar en una misma habitación, en un mismo ascensor”, Ingram dice en su video

Pero no hay una ruta biológica que permita la excreción de las vacunas contra el COVID-19, nos dicen los expertos. 

“Las vacunas contra el COVID-19 actualmente autorizadas por la FDA no son vacunas de virus vivos, y no hay evidencia científica o médica que sugiera que las vacunas contra el COVID-19 excreten”, dijo el doctor Christopher M. Zahn, ginecólogo, oficial retirado de las Fuerzas Aéreas y vicepresidente del Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos, en un comunicado enviado a FactCheck.org. “Esta es una conspiración creada para debilitar la confianza en una serie de vacunas que han demostrado ser seguras y efectivas en ensayos clínicos y que son nuestra mejor herramienta para enfrentar una pandemia global que se ha llevado 600.000 vidas solo en este país”.

El doctor Paul Offit, cocreador de la vacuna contra el rotavirus y miembro del Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés), también nos dijo que no es posible que las vacunas contra el COVID-19 excreten el virus vivo o la proteína pico. 

“Es como si me preguntara si es posible que alguien que reciba la vacuna pueda desarrollar visión de rayos X. No, no creo que eso sea posible”, Offit, director del Centro de Educación de Vacunas del Hospital de Niños de Filadelfia dijo en una entrevista telefónica. “Nunca se ha visto que suceda”. 

Las vacunas de ARN mensajero, o ARNm, producidas por Pfizer/BioNTech y Moderna, y la vacuna de vector viral adenovirus producida por Johnson & Johnson, incitan al cuerpo a través de diferentes mecanismos, a producir una de las proteínas del SARS-CoV-2, llamada la proteína pico. 

“Es solo una proteína, no es un virus”, dijo Offit. “Es solo una proteína del virus y todo lo que esa proteína es capaz de hacer es incitar la creación de anticuerpos contra ella y entonces usted produce anticuerpos para esa proteína. Eso es todo. Usted no excreta esa proteína, usted no excreta esos anticuerpos, usted solo produce anticuerpos para esa proteína. Por lo que no es posible afectar a otra persona, porque las proteínas no se excretan”.

Virus vivo versus proteína

La distinción entre una vacuna viva, que utiliza un virus vivo, y una que utiliza una parte inofensiva de un virus, tal como una proteína, para desatar una respuesta inmunitaria es importante, dijo Offit. 

Foto por Juanmonino via Getty Images

Las vacunas utilizan una parte inerte de un virus para comenzar una respuesta inmunitaria, tal como la proteína pico producida por las vacunas de ARNm de Pfizer/BioNTech y de Moderna, no pueden conducir a la reproducción y excreción del virus. La vacuna de Johnson & Johnson es de diseño vector viral y utiliza un adenovirus inofensivo, modificado para que no se pueda duplicar, para entregar instrucciones a la célula para que ésta produzca la proteína pico, por lo que la vacuna tampoco puede conducir a excreción. Pero las vacunas que usan virus vivo sí hacen posible que el virus se duplique y se excrete. 

Offit dijo que una de las vacunas que excreta el virus vacunal y crea lo que se llama inmunidad por contacto es la vacuna oral contra la poliomielitis, la cual ya no se usa en EE. UU. En ese caso, dijo Offit, las personas reciben cepas del virus a través de la boca, el virus luego se reproduce en los intestinos y se excreta en las heces. Las personas que no han recibido la vacuna pueden exponerse al virus de la vacuna principalmente a través del contacto con objetos que una persona vacunada ha tocado, especialmente si esa persona no se lavó bien las manos. 

Micaela Martínez, ecóloga de enfermedades infecciosas de la Universidad de Columbia quien ha estudiado la historia del polio, dijo que en la mayoría de los casos la vacunación indirecta es beneficiosa. Este tipo de vacunación “ha sido realmente algo maravilloso en iniciativas de erradicación”, dijo Martínez, y normalmente no es dañina porque utiliza un virus atenuado, con una capacidad muy menor o nula de causar enfermedad. 

La vacunación indirecta solo puede causar daño, dijo, cuando el virus atenuado acumula mutaciones que lo devuelven a su estado original. Pero incluso entonces, dijo, no causaría efectos adversos no relacionados a la patología del virus, tales como problemas de fertilidad. 

Offit dijo que otras vacunas que utilizan virus vivos debilitados, tales como la vacuna triple vírica (contra el sarampión, paperas y rubéola), la contra la varicela o el rotavirus, también podrían excretarse, al menos potencialmente. Pero Martínez dijo que no hay mucha evidencia de que eso realmente suceda. La diseminación de un tipo de vacuna contra la influenza, llamada vacuna contra la influenza atenuada en virus vivos o vacuna en atomizador nasal, si es común

Un nuevo tipo de vacunas llamadas self-spreading o vacunas auto-diseminadas, que por ahora solo se usan en animales, también utilizan un virus vivo con capacidad de duplicarse. Como hemos explicado, ese no es el caso de las vacunas contra el COVID-19, contrario a lo que dice esta nota digital

Martínez dijo que, a pesar de que las vacunas de ARNm son nuevas, no pareciera ser biológicamente posible que puedan conducir a excreción, porque las vacunas no tienen la capacidad de provocar que el cuerpo regenere el virus completo. 

“No puedo ver la ruta biológica por la cual la vacuna pudiera crear un virus completo, que luego pudiera reproducirse y excretar virus al medioambiente”, dijo. “No estoy diciendo que no sea posible porque estas vacunas ARNm son muy nuevas. Pero una ruta biológica obvia para que esto suceda no me resulta nada de clara.”

Pfizer: ‘La vacuna no causa excreción”

Varias publicaciones digitales argumentan infundadamente que Pfizer “admitió” que las personas sin vacunar pueden estar ambientalmente expuestas a la vacuna pico “vía inhalación o contacto físico” si están en la cercanía de personas vacunadas.

“Evidencia de que Pfizer sabía sobre las pérdidas de embarazo causadas por las vacunas”, dice Ingram en otra publicación con la imagen de un documento de Pfizer

Eso es absurdo.

Es cierto que el documento de Pfizer, un protocolo clínico para monitorear la seguridad y eficacia de la vacuna durante los ensayos clínicos, menciona la “exposición ambiental” a la vacuna durante el embarazo vía “inhalación o contacto físico”, o por exposición a una “pareja varón” o un proveedor de salud. 

Pero Martínez dijo que el documento solo prueba que Pfizer tenía un protocolo en pie en caso de que hubiera exposición ambiental, ya que ésta sí ocurre en algunas vacunas y el embarazo es un momento extremadamente vulnerable. 

“Está explicando cómo van a hacer el seguimiento para asegurarse que no haya exposiciones y excreciones peligrosas, que puedan causar exposiciones peligrosas en mujeres embarazadas”, dijo. 

Pero no hubo exposiciones ambientales a la vacuna de Pfizer, de acuerdo a los resultados de los ensayos clínicos y la revisión de la FDA a la postulación a la autorización de uso de emergencia de Pfizer. Hubo 23 embarazos entre las participantes y no se reportaron complicaciones en las mujeres embarazadas que recibieron la vacuna. (Solo hubo un aborto espontáneo en una mujer que recibió el placebo, no la vacuna). 

“No se mencionó ninguna exposición indirecta durante embarazos en la autorización de emergencia, lo que me sugiere que no encontraron ninguna”, dijo Martínez. 

Un portavoz de Pfizer dijo que la vacuna no causa excreción porque no es un virus vivo. 

“La vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech es una vacuna de ARNm sintética y no contiene ninguna partícula viral. Ya que no se produce ningún virus en el cuerpo, no hay excreción viral a través del cuerpo humano. La vacuna no puede ser inhalada a través de excreción y solo puede entrar al cuerpo humano a través de la aplicación de una dosis”, dijo Pfizer en un comunicado. 

¿Quién es el doctor Ingram?

Ingram, quien ha realizado estas afirmaciones falsas sobre la excreción de la vacuna en su página web cassingram.com, tiene un incentivo financiero para hacerlo. 

En la entrada de su blog, Ingram le dice a los lectores que una manera de protegerse contra estas peligrosas “toxinas” excretadas por las personas vacunadas es usar “suplementos de aceite de hierbas tales como aceite de orégano salvaje o un complejo de múltiples aceites de hierbas, como también el atomizador antiséptico de aceite de orégano y de brotes del árbol del clavo”, muchos de los cuales se venden a través de una compañía a la cual él ha estado asociado, North American Herb & Spice. 

“Estas fórmulas a base de aceites de hierbas actúan para destruir la proteína pico, deteniendo el progreso del ataque”, dice Ingram en su entrada. 

En 2008, North American Herb & Spice acordó pagar 2,5 millones de dólares para resolver acusaciones de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) por aseverar falsamente que estaba científicamente comprobado que su aceite y cápsulas de orégano prevenían y curaban resfríos y gripes. 

Judy Kay Gray, la fundadora y dueña de North American Herb & Spice Co., e Ingram realizaron estudios financiados por la compañía sobre el Oreganol P73, uno de los suplementos dietéticos mencionados en la querella de la FTC. En 2016, eVitamins identificó a Ingram como parte “de North American Herb & Spice” durante una entrevista sobre “algunos de los increíbles beneficios” de sus “productos de orégano”. 

No está claro si Ingram aún está asociado con North American Herb & Spice. Ingram no respondió a nuestra solicitud de comentario. 

En una entrada en su blog publicada el 1 de mayo sobre “protección para la excreción de la vacuna”, Ingram incluye una aclaración que dice: “el autor no recibe cheques o acciones por la recomendación de los alimentos o especies mencionadas, solo por el libro”. En esa entrada, Ingram otorga el link a un libro escrito por él llamado “Foods that Cure” (Alimentos que curan), el cual según su entrada incluye “remedio efectivos” para la “gran toxicidad” de las vacunas contra el COVID-19. 

En su página web, Ingram también dice que cuenta con un grado de “doctor de medicina osteopática de la Universidad de Medicina Osteopática y Ciencias de la Salud en Des Moines, IA (1984)”, que es la misma universidad, grado y clase de Cassim Ingram, un osteópata que entregó su licencia en Iowa en 2019, según el Iowa Board of Medicine. 

Cassim Igram, quien ejerció en Iowa e Illinois, también “acordó voluntariamente inactivar su licencia [en Illinois] permanente e irrevocablemente” en 1999 luego de ser acusado por el Departamento de Regulación Profesional de Illinois de “sobrefacturar a un grupo de dos pacientes, junto con sus hijos”, según documentos judiciales. Ingram intentó restaurar su licencia en 2011, pero su petición fue denegada

Ingram e Ingram aparecen como la misma persona en una investigación por el Chicago Tribune publicada en 2013. Además de promover medicina herbal como el Dr. Cass Ingram, Igram también está asociado a un segundo seudónimo, Kaasem Khaleel o Dr. K, quien promovía teorías conspirativas, dijo el Tribune

Traducción por Catalina Jaramillo. 

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre nuestras decisiones editoriales, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.