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SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

Médico en Texas difunde información falsa sobre vacunas contra el COVID-19


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

Autoridades federales han autorizado dos vacunas ARNm contra el COVID-19 tras determinar durante ensayos clínicos que eran seguras y efectivas contra la enfermedad sintomática. Pero un médico en Texas asevera sin fundamento, en un video con amplia circulación, que las vacunas no ofrecen protección y que en realidad son “terapia genética experimental”.


Historia completa

Actualización, 23 de agosto, 2021: El 23 de agosto la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech, la cual estaba previamente autorizada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para el uso de emergencia, recibió aprobación completa por parte de la agencia, para personas mayores de 16 años de edad.

Actualización, 10 de febrero, 2022: El 31 de enero, la vacuna contra el COVID-19 de Moderna recibió aprobación completa de la FDA para personas de 18 años de edad y más.

Un médico en Texas conocido por su activismo político y que recibió una advertencia de las autoridades federales por vender vitaminas con publicidad engañosa, difundió una serie de aseveraciones falsas para desalentar a las personas de vacunarse contra el COVID-19 en un video que ha sido ampliamente compartido en las redes sociales.

El doctor Steven Hotze ruega a los espectadores que “simplemente digan no” a las vacunas, tras una intervención prolongada y llena de errores en la que afirma sin base que las vacunas ARNm realmente no son vacunas.

Tal como hemos explicado en notas SciCheck previas, dos de las vacunas autorizadas en Estados Unidos, las de Pfizer/BioNTech y las de Moderna, están hechas con un ARN mensajero modificado. El ARNm induce a las células a producir proteínas pico que luego desatan una respuesta inmune contra la proteína pico del virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19. (Lea “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech” y “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Moderna”.) 

Hotze es un activista conservador que infructuosamente objetó las medidas sanitarias adoptadas contra el COVID-19 en Texas el año pasado y que formuló denuncias de fraude durante las elecciones del 2020 sin presentar evidencias. En diciembre, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) enviaron a Hotze una carta en la cual le advertían que cesara de promover su línea de vitaminas mediante publicidad engañosa según la cual ayudaban a tratar o prevenir el COVID-19.

Su video sobre las vacunas de ARNm fue publicado en su página web el 26 de febrero. El enlace ha sido compartido más de 10.000 veces en Facebook, según estadísticas de CrowdTangle. El video también ha sido visto decenas de miles de veces en Facebook e Instagram.

Le preguntamos a Hotze sobre algunos enunciados en su video pero no nos respondió. A continuación analizamos algunos de los puntos que desarrolla.

Falsedades sobre eficacia y definición de la vacuna

Hotze le dice a sus espectadores: “Si usted es inmune a una enfermedad, usted puede exponerse a ella sin infectarse. La mal llamada vacuna contra el COVID-19 no le brinda inmunidad contra el COVID-19 a ningún individuo que reciba la vacuna, ni tampoco previene la propagación de la enfermedad. No cumple siquiera con la definición de vacuna de los CDC [Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades]. Por eso, según el Código Legal federal 15, artículo 41 de la Comisión Federal de Comercio, decir que se trata de una vacuna, es una práctica comercial engañosa de las empresas farmacéuticas que están produciendo esta terapia genética experimental”.

Las vacunas han demostrado en sus ensayos clínicos que son muy efectivas en la prevención del COVID-19 sintomático, tal como hemos explicado. Los ensayos de Pfizer y Moderna involucraron a más de 30.000 personas cada uno y, después de una segunda dosis, hallaron una eficacia del 94% en la prevención de la enfermedad sintomática. Así que la aseveración de que la vacuna “no le brinda inmunidad contra el COVID-19 a ningún individuo que reciba la vacuna″ es errada.

Como lo hemos explicado previamente, aún no hay certeza de si las vacunas pueden limitar la transmisión del virus SARS-CoV-2. En otras palabras, si bien se ha demostrado que las vacunas pueden prevenir que alguien desarrolle los síntomas del COVID-19, no se ha demostrado si pueden evitar que una persona porte el virus. Pero hay una buena posibilidad de que las vacunas ayuden a limitar la propagación en alguna medida. Los expertos señalan que con otras vacunas, si bien una persona vacunada puede infectarse con el virus, frecuentemente emite una carga viral menor, por lo cual es menos contagiosa.

El comentario de Hotze de que la vacuna ARNm “no cumple siquiera con la definición de vacuna de los CDC” tampoco tiene mérito.

Hotze señala que la página web de los CDC define vacuna como un “producto que estimula al sistema inmunitario de una persona a producir inmunidad ante una enfermedad específica, protegiendo a la persona de esa enfermedad”. Eso es correcto. Pero esa definición también es consistente con la decisión de la FDA de autorizar el uso de emergencia de las vacunas de Moderna y Pfizer/BioNTech debido a su eficacia comprobada en los ensayos.

“Claramente, las vacunas de Moderna y Pfizer son ‘productos que estimulan al sistema inmunitario de una persona para producir inmunidad ante una enfermedad específica, tal como el COVID-19, y tienen un efecto protector”, nos dijo en un correo electrónico Jacob Sherkow, un profesor de Derecho de la Universidad de Illinois cuya investigación se centra en parte en las implicaciones legales de biotecnologías avanzadas. Sherkow subrayó que no está completamente claro cuál es el alcance legal de la definición en la página web de los CDC porque “no es una norma administrativa formal o siquiera una directriz … es solamente una definición genérica de vacuna”.

El argumento de Hotze de que las vacunas ARNm son una “práctica comercial engañosa” tampoco tiene sentido. Si bien él cita “el Código Legal federal 15, artículo 41 de la Comisión Federal de Comercio”, es más probable que se refiera al Código Legal federal 15, artículo 45 porque el artículo 41 versa sobre la creación de la FTC.

“Lo único que el artículo 45 de la FTC hace aquí es dar a la FTC la autoridad de controlar ‘actos o prácticas engañosas en el comercio”, dijo Sherkow. “No define qué es un acto engañoso”.

Sherkow dijo que la definición de “práctica engañosa” reposa en jurisprudencia acumulada durante años: “En general, ocurre cuando se dan tres condiciones: hay una descripción u omisión que engaña al consumidor; la interpretación del consumidor es ‘razonable’; y la distorsión es ‘material’, causando por ejemplo que el consumidor compre el producto debido a la tergiversación”.

“Ninguna está presente aquí”, agregó. “No hay distorsión sobre la naturaleza de estas vacunas, de hecho, hay un océano de información sobre exactamente qué son y cómo trabajan”.

Afirmación errónea sobre ‘terapia genética’

Al referirse nuevamente a las vacunas de Moderna y de Pfizer/BioNTech, Hotze asevera erróneamente: “Estas mal llamadas vacunas, producidas con células derivadas de bebés abortados durante la década de 1970, deberían ser llamadas de manera más exacta terapia genética experimental. Son una terapia genética experimental que no ha sido probada ni analizada y que representa un peligro y riesgo a su salud aún mayor que el COVID-19”.

Primero analizaremos su enunciado falso de que las vacunas son una “terapia genética experimental”, una afirmación que Hotze repite durante el video.

La página web de la FDA define terapia genética como una “técnica que modifica los genes de una persona para tratar o curar una enfermedad”.

Sherkow, quien ha publicado trabajos sobre terapia genética, dijo que las vacunas ARNm no lo son. 

“Las vacunas ARNm no modifican los genes de una persona, es decir, su genoma”, dijo. “Son transcripciones del gen pico del virus que se traducen a proteína y se expresan en células; el ARNm se degrada posteriormente. El genoma permanece sin cambios”.

Igualmente, los codirectores del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Pediátrico de Texas explicaron recientemente, en un artículo para Washington Post relacionado a los mitos sobre las vacunas, por qué los comentarios sobre “terapia genética” están errados.

“El ARNm distribuido a través de nanopartículas de lípidos en una vacuna no entra a nuestro genoma. Se convierte en un modelo para que las células produzcan combinaciones de aminoácidos en moléculas llamadas ribosomas en el citoplasma de la célula, fuera del núcleo (donde reside el ADN)”, escribieron los doctores Peter Hotez y María Elena Bottazzi. “Nuestro sistema inmune entonces responde al nuevo péptido, el cual se asemeja a la proteína pico del coronavirus. Por lo tanto, no es correcto decir que las vacunas ARNm son equivalentes a una ‘terapia genética’, como algunos críticos de las vacunas han dicho”.

Y la afirmación de Hotze de que las vacunas ARNm son “producidas con células derivadas de bebés abortados durante la década de 1970” también es incorrecta.

Tal como hemos explicado previamente, células fetales obtenidas durante dos embarazos abortados a comienzos de la década de 1960, uno en Suecia y otro en Inglaterra, fueron convertidas en líneas celulares empleadas para que el virus creciera con la finalidad de elaborar algunas vacunas tales como las de varicela (lechina), rubeola y hepatitis A. Pero esas células no están presentes en las vacunas porque el virus ya está purificado antes de entrar a la jeringa.

Las vacunas ARNm de Pfizer/BioNTech y Moderna no están elaboradas de un virus ni producidas con esas líneas celulares provenientes de fetos, como señala Hotze. Pero una de las líneas celulares sí se empleó para probar esas dos vacunas ARNm y verificar que funcionan.

Una tercera vacuna aprobada en Estados Unidos, la vacuna de Johnson & Johnson de una sola dosis que no tiene el diseño ARNm, está elaborada con un adenovirus producido con una línea celular retiniana obtenida inicialmente de un feto en 1985, según el Centro para la Educación sobre las Vacunas del Hospital Pediátrico de Filadelfia. Al igual que otras vacunas producidas con líneas celulares, las células fetales no están presentes en la vacuna J&J contra el COVID-19.

Distorsión sobre el riesgo 

Hotze distorsiona la información para decir que las vacunas ARNm son peligrosas.

Hotze asegura que las vacunas provocan que el sistema inmunitario quede “hiperactivo porque tiene que combatir todas esas proteínas virales que el propio cuerpo produce todo el tiempo, y reaccionará exageradamente cuando esté expuesto a cualquier tipo de coronavirus en el futuro”. Luego añade que en estudios previos relacionados al coronavirus, “los animales murieron por una hiperreactividad del sistema inmune cuando fueron expuestos posteriormente al coronavirus contra el cual habían sido vacunados previamente”.

No existen evidencias de que las vacunas ARNm contra el COVID-19 provoquen tal respuesta inmune.

La publicación del video en la página web de Hotze menciona un artículo publicado en octubre, antes de que la FDA autorizara vacuna alguna, en el que dos investigadores advierten sobre la posibilidad de que las vacunas candidatas para prevenir el COVID-19 pudieran causar un aumento dependiente de anticuerpos (ADE, por sus siglas en inglés). El ADE es un fenómeno que ocurre cuando una infección previa, o vacunación, genera anticuerpos que no neutralizan al virus, sino que al contrario, amplifican su capacidad de infectar células, lo cual puede desencadenar una enfermedad más severa en lugar de evitarla.

Pero los estudios con animales citados en el artículo no guardaban relación con vacunas ARNm, como sugiere Hotze. Una investigación de 2012 a la que se hace alusión determinó que las vacunas candidatas para prevenir el SARS-CoV (el coronavirus causante del brote del SARS en 2003) causaron eosinofilia, un conteo elevado de un tipo de células blancas, cuando se expuso a ratones al virus. Los animales no murieron, tal como nuestros colegas verificadores de información en Reuters han explicado.

La doctora Anna Durbin, profesora de salud internacional en la Universidad Johns Hopkins e investigadora del desarrollo de vacunas en el Center for Immunization Research, nos dijo en un correo electrónico que el ADE relacionado a las vacunas candidatas para prevenir el SARS-CoV se dio en vacunas inactivas, no en vacunas ARNm. Durbin indicó que la respuesta inmune específica observada con esas vacunas candidatas no se ha detectado con ninguna de las vacunas contra el COVID-19 autorizadas en Estados Unidos.

“No hemos visto ningún caso de enfermedad SARS-CoV-2 ampliada en animales ni en humanos vacunados”, agregó.

Otros expertos también han explicado que no hay evidencia de que el ADE sea un problema con las vacunas contra el COVID-19.

Derek Lowe, un químico medicinal, abordó el tema en febrero en la página web de la revista Science Translational Medicine y explicó que los estudios con animales están diseñados específicamente para buscar indicios de ADE. Lowe indicó que la investigación sobre vacunas contra el SARS-CoV brindó lecciones útiles para desarrollar vacunas contra el SARS-CoV-2. (La vacuna contra el SARS nunca se aprobó porque el brote desapareció y no hay casos conocidos de humanos que padezcan la enfermedad.)

“Así que esta es la versión corta: Ninguna señal de ADE durante los estudios preclínicos con animales. Ninguna señal durante los ensayos clínicos con humanos. Ninguna señal durante el inicio de la campaña de vacunación”, concluyó Lowe. “Y (hasta ahora) ninguna señal de ADE incluso con las variantes en distintas partes del planeta. Hay cosas que nos preocupan sobre esta pandemia, pero hoy puedo decir que el aumento dependiente de anticuerpos no es una de ellas”.

Traducido por Luis Alonso Lugo.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre nuestras decisiones editoriales, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.