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SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

Un video en Facebook tergiversa un informe de los CDC sobre las dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

Según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), posibles efectos secundarios de las vacunas de ARNm contra el COVID-19 como dolor de brazo o de cabeza ocurrieron con menor frecuencia tras la dosis de refuerzo que tras la segunda dosis. Sin embargo, un video de una quiropráctica en Facebook tergiversa las conclusiones del informe, los sistemas que registran los eventos adversos y la disponibilidad de información sobre dichos eventos.


Historia completa

Jen DePice, una quiropráctica de Pensilvania que ya cuenta con un historial de mensajes antivacunas, publicó un video en Facebook en el que tergiversa un informe de los CDC dado a conocer en febrero.

El informe, publicado en el Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad (MMWR, por sus siglas en inglés) de los CDC del 18 de febrero, revisó los datos de dos sistemas administrados por las autoridades de salud estadounidenses para rastrear posibles efectos secundarios de las vacunas contra el COVID-19. Uno de ellos es el Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas, o VAERS, por sus siglas en inglés, que como hemos explicado antes, es un sistema de notificación administrado conjuntamente por los CDC y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). VAERS actúa como un sistema de alerta temprana para detectar posibles problemas de seguridad con las vacunas después de ser puestas a disposición del público. El otro es v-safe, un sistema de notificación específico para las vacunas contra el COVID-19, gestionado por los CDC.

El informe de los CDC halló que, entre aquellos que habían recibido tres dosis de la misma vacuna de ARNm de Pfizer/BioNTech o de Moderna, posibles efectos secundarios generalmente leves y previsibles como dolor de brazo o de cabeza, o lo que se conoce como reacciones localizadas y sistémicas, ocurrieron con menos frecuencia después de la tercera dosis que después de la segunda. El informe apoyó la recomendación de que todas las personas mayores de 12 años recibieran la tercera dosis o refuerzo.

Pero el video de DePice, titulado “Efectividad de la dosis de refuerzo 👎 y seguridad de las vacunas ⚠️”, repite varias afirmaciones erróneas similares a las que hemos abordado antes sobre las vacunas contra el COVID-19 y tergiversa lo que determinó el informe. A continuación repasamos sus principales aseveraciones.

DePice: “No ha sido obligatorio notificar los eventos adversos” al VAERS, “y no ha sido obligatorio que tengamos derecho a examinar los informes de seguridad relativos a estas vacunas”.

En primer lugar, los proveedores de atención médica sí están obligados a notificar determinados eventos adversos tras la vacunación contra el COVID-19 al VAERS.

Si bien hacer notificaciones al sistema es en gran medida de carácter voluntario y puede ser realizado por cualquier persona, en el caso de las vacunas contra el COVID-19 que se pusieron a disposición del público por primera vez tras autorizarse su uso de emergencia, los proveedores de atención médica que administran las vacunas están obligados a notificar ciertos eventos. Estos incluyen errores de administración de la vacuna, eventos adversos graves, casos de Síndrome Inflamatorio Multisistémico y casos de COVID-19 que resultan en hospitalización o muerte.

Es importante recordar además que el simple hecho de que un evento se produzca después de vacunarse no significa que la vacuna lo haya causado.

Así que es falso decir que “no ha sido obligatorio notificar los eventos adversos”.

En segundo lugar, los datos recogidos por el VAERS sí están a disposición del público, como lo están múltiples estudios sobre la seguridad y la eficacia de las vacunas durante los ensayos clínicos y en el mundo real. Los CDC mantienen una página en su sitio web en la que se recoge información actualizada sobre el COVID-19 y las vacunas.

DePice: “Las probabilidades de tener un evento adverso están por encima de un 50% con ambas vacunas (de Pfizer y de Moderna). Más altas al tratarse de la segunda dosis que la de refuerzo, pero ¿por qué no le hacemos saber a la gente del riesgo de los eventos adversos?”.

DePice recita correctamente las cifras incluidas en el informe de los CDC, pero utiliza el término “evento adverso” sin explicar qué síntomas incluye.

Lo que el informe determinó es que más de la mitad de las personas, el 58% de las que recibieron la dosis de refuerzo de Pfizer/BioNTech y el 64% de las que recibieron el refuerzo de Moderna, que informaron voluntariamente de sus experiencias a v-safe tuvieron una “reacción sistémica”, es decir, un efecto secundario que afecta al cuerpo más allá del lugar de la inyección, como fiebre, dolor de cabeza o fatiga. Aunque estos efectos secundarios pueden ser molestos, son temporales y generalmente leves, y son signos normales de que el sistema inmunitario de una persona está respondiendo a la vacuna.

Los informes de v-safe coinciden con los datos recogidos por el VAERS y muestran que, por lejos, los eventos adversos más comunes notificados tras la vacunación contra el COVID-19 han sido dolor de cabeza, fiebre y fatiga. DePice da la impresión de que esos acontecimientos son inesperados e indican un problema de seguridad, cuando lo único que muestran es que el primer o segundo día después de la vacunación puede ser algo desagradable para muchas personas.

Dicho esto, se han producido algunos eventos adversos muy poco comunes, pero graves, después de la vacunación contra el COVID-19. Entre ellos se encuentra un problema de coagulación de la sangre asociado a una disminución de las plaquetas que llevó a los CDC a recomendar las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna en lugar de la vacuna de Johnson & Johnson. También se han notificado algunos casos de miocarditis, o inflamación del músculo cardíaco, sobre todo entre varones jóvenes tras recibir la segunda dosis de las vacunas de ARNm, aunque la mayoría de esos casos se resolvieron rápidamente. La investigación sobre el tema continúa.

El hecho de que las autoridades de salud pública hayan podido detectar potenciales problemas asociados a las vacunas y, en el caso de la vacuna de J&J, suspender brevemente su uso el pasado mes de abril, demuestra que el sistema funciona.

Es más, la detección de potenciales problemas ha propiciado un seguimiento amplio por parte de la comunidad científica y una amplia cobertura por parte de los medios de comunicación. Hemos publicado artículos que explican las circunstancias que rodean los problemas de coágulos de sangre y de miocarditis.

Además, los CDC mantienen una página web con información sobre eventos adversos y el informe que DePice lee en el video dice: “Los proveedores de vacunas deben educar a los pacientes de que las reacciones locales y sistémicas son previsibles” después de recibir una dosis de refuerzo del mismo tipo de vacuna que recibió inicialmente el paciente.

Así que su sugerencia de que se está ocultando el riesgo de sufrir eventos adversos es, en el mejor de los casos, engañosa.

DePice: “¿Por qué los CDC y la FDA no están obligados a mostrar y dar a conocer esos informes de seguridad?”.

Como mencionamos, tanto el VAERS como v-safe son administrados por el gobierno para aconsejar al público. Todos los informes presentados al VAERS son accesibles en una base de datos que permite realizar búsquedas. Los informes elaborados con los datos también están a disposición del público, como demuestra el informe que DePice tergiversa en este vídeo.

Traducido por Elena de la Cruz.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.