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A Project of The Annenberg Public Policy Center
SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

Video engañoso aviva miedos de comunidades de color respecto a vacuna contra el COVID-19


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

Un video clip viral hace declaraciones falsas sobre las vacunas contra el COVID-19 y acusa falsamente al gobierno de “mero racismo” por “impulsar esto en gran medida en negros y personas de color”. Expertos en salud pública han recomendado priorizar a esas comunidades para la vacuna porque han sufrido tasas mayores de infección y mortalidad durante la pandemia.


Historia completa

Simone Gold, una doctora que ha difundido declaraciones sospechosas sobre el COVID-19 desde comienzos de la pandemia, usó información engañosa para sembrar dudas sobre las vacunas contra el COVID-19 en un discurso transmitido en vivo el 3 de enero desde una iglesia Pentescostal en Florida. 

El video, que muestra a Gold dando un discurso de casi una hora, ha sido visto decenas de miles de veces en YouTube y Facebook. Un clip más corto del video, que se centra en sus declaraciones sobre raza, fue compartido por un grupo de Facebook que se autodenomina como una organización no gubernamental y frecuentemente publica entradas sobre asuntos raciales. Los administradores de la página, que también tiene antecedentes de publicar información falsa, están basados en Gana y el Reino Unido. 

Abordaremos las declaraciones hechas en ese clip. 

La primera repite una afirmación vaga que ya hemos desmentido antes: la sugerencia de que las vacunas no son seguras. (Para más información sobre esto, por favor vea nuestra historia en SciCheck “Video viral hace declaraciones falsas y no corroboradas sobre vacunas”).

Las otras declaraciones falsas o engañosas de Gold se centran principalmente en la participación de la comunidad negra en el programa de vacunación contra el COVID-19. Gold malinterpreta los consejos de expertos en salud pública, quienes han luchado por priorizar la distribución de la vacuna en las comunidades más severamente impactadas, entre ellos, negros, latinos y nativos norteamericanos. (Veremos las estadísticas más adelante). Y dice que los negros están siendo utilizados, sin saber, como sujetos de pruebas; una sugerencia que se aprovecha de la desconfianza que ya existe en la comunidad para con las instituciones médicas. 

Al referirse a las vacunas como un “agente de experimentación biológica”, Gold, que es blanca, dice en el video: “están haciendo un esfuerzo evidente y encubierto de impulsar esto en gran medida en negros y personas de color”. 

Para comenzar, recordemos que hay dos vacunas disponibles en Estados Unidos y que ambas pasaron por ensayos clínicos con decenas de miles de voluntarios antes de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) les otorgara, a cada una, una autorización de uso de emergencia en diciembre. Los ensayos fueron supervisados por consejeros independientes de seguridad y datos, y los resultados fueron analizados por la FDA y un panel de expertos externos. Por lo tanto, llamar a cualquiera de ellas un “agente de experimentación biológica” es erróneo. 

Priorizando comunidades de alto riesgo

En el video, Gold le dice a su audiencia: “la razón por la cual creo que esto nunca se va a mostrar como un problema de raza son cosas que usted sabe por sentido común. Una es que ha estado en todo el mundo, todas las razas, ¿OK? Podemos empezar por ahí. Segundo es que en áreas del mundo donde la gente… tiene esos factores de riesgo individual, como diabetes u obesidad y otras enfermedades, y factores de riesgo sociales, como vivir o trabajar en lugares aglomerados, no son los negros quienes lo tienen en mayor medida, es la gente en esas situaciones”. 

Expertos en salud pública han llamado a priorizar comunidades de personas de color en el programa de vacunación porque han sufrido mayores tasas de infección y mortalidad durante la pandemia. 

Gold, sin embargo, malinterpreta el sentido de esa recomendación, insinuando que lo que los expertos dicen es que los negros son naturalmente más suceptibles al COVID-19. Pero eso no es así. Lo que dicen los expertos es que diversos factores sociales e históricos han llevado a una disparidad en la forma en que la salud impacta a los negros y a otras comunidades de color, lo que ha llevado a tasas más elevadas de enfermedad y muerte por COVID-19 en esos grupos. 

Por ejemplo, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) los pacientes negros tienen mayores índices tanto de diabetes como de obesidad que otros grupos raciales, lo que, como Gold apunta, aumenta el riesgo de enfermedades severas como COVID-19. 

“En Estados Unidos y el resto del mundo, la pandemia del COVID-19 ha puesto una luz en lo amplios que son los efectos de la desigualdad social y estructural en la sociedad”, dice un documento publicado por la National Academy of Sciences (la academia estadounidense de ciencias) con recomendaciones para una distribución equitativa de vacunas. “El COVID-19 está teniendo un impacto desproporcionado en personas que ya tienen una desventaja por virtud de su raza y etnicidad, edad, estado de salud, residencia, ocupación, condición socioeconómica, y/o otros factores que contribuyen”.

De acuerdo a datos compilados a finales de 2020 por los CDC, la tasa de casos de COVID-19 en estadounidenses negros es 1,4 veces mayor que la de sus pares blancos y su tasa de muerte es 2,8 veces mayor que la de los blancos. 

Similarmente, un proyecto de la American Public Media (una productora de programas de radio pública en Estados Unidos) que rastrea el impacto del virus por raza descubrió que en 2020 habitantes indígenas, negros y latinos tenían al menos 2,7 veces más probabilidades de morir de COVID-19 que sus pares blancos. 

“Los datos de casos y muertes por COVID-19 en muchos estados de Estados Unidos han mostrado claramente que, entre todos los individuos contrayendo el virus, los negros y las personas de color están siendo afectadas desmedidamente por, y mueriendo por, este virus”, nos dijo en un correo electrónico Renã A.S. Robinson, profesora asociada de Vanderbilt University cuyo foco de investigación es, en parte, las disparidades raciales en salud.  

“Biológicamente, el virus está buscando un huésped, un cuerpo humano por ejemplo, para atacar”, dijo Robinson. “En Estados Unidos, los cuerpos negros y de color han estado desproporcionalmente disponibles para el ataque directo del virus ya que estas comunidades tienen menor acceso a atención de salud equitativa, mayor riesgo por tener ocupaciones con mayor exposición y una mayor carga de enfermedades crónicas; todo directamente relacionado al racismo sistémico histórico y a la continua discriminación e injusticia social”.

Sin embargo, el programa de distribución de vacunas, incluyendo qué poblaciones deberían ser priorizadas, fue, en gran medida, dejado al criterio de los estados. Por lo que las prioridades específicas de cada estado difieren. 

El Comité Asesor de Prácticas de Vacunación de los CDC (ACIP, por sus siglas en inglés), que entrega guías para la distribución de vacunas, destacó que “algunos grupos minoritarios raciales y étnicos” han sido afectados por el COVID-19 en forma desmedida. Estos grupos están notablemente representados en trabajos “esenciales”, que tienen elevada exposición al virus, dijo el ACIP en su recomendación del 1 de enero, explicando que esos trabajos incluyen: personal de servicios de emergencia (bomberos y policías, por ejemplo), personal penitenciario, trabajadores de la industria alimentaria y agrícola, empleados del Servicio Postal de Estados Unidos, operarios de fábricas, empleados de supermercados y tiendas de abarrotes, trabajadores de transporte público y todos quienes trabajan en educación (profesores y miembros del personal de apoyo) y en cuidado infantil”. 

El ACIP no recomendó priorizar la vacuna según raza, sino que recomendó priorizar la vacuna en “trabajadores esenciales”.

En el video, Gold cita repetidamente un informe al que se refiere como “las palabras del gobierno”, cuando acusa al gobierno de enfocarse injustamente en la comunidad negra. Pero el documento no es del gobierno. Es un informe del Centro de Seguridad en Salud de la Johns Hopkins University publicado en agosto que buscaba ofrecer a quienes tenían la misión de hacer el plan de distribución, un marco ético para la distribución de la vacuna contra el COVID-19.

Después de mencionar que los negros y nativos norteamericanos tuvieron que ser hospitalizados por COVID-19 a una tasa cinco veces mayor que la de sus pares blancos, el informe dice “estas disparidades en el riesgo causado por el COVID-19 y en resultados adversos a través de grupos raciales y étnicos debieran ser abordadas en nuestra respuesta global al COVID-19 como un asunto de justicia”. Pero, repetimos, esos fueron consejos entregados más de tres meses antes de que la primera vacuna fuera autorizada para el uso. El informe no tiene ninguna fuerza legal y no fue escrito por el gobierno. 

Desde que las vacunas comenzaron a estar disponibles, 16 estados han publicado datos de su uso por raza y etnicidad, según la Kaiser Family Foundation. Esos datos mostraron que “la proporción de vacunaciones en la población negra es menor a su proporción de casos en los 16 estados participantes y menor que su proporción de mortalidad en 15 de esos estados”, según la KFF. 

Abordando el escepticismo comunitario

Más tarde en el video, Gold insinúa que los negros están siendo utilizados como sujetos de pruebas sin siquiera sosprecharlo. “Si usted acepta la vacuna, usted se está inscribiendo en un sistema de seguimiento de farmacovigilancia”, dice Gold. 

Vale la pena mencionar que una teoría conspirativa muy popular reclama que las vacunas incluyen algún tipo de dispositivo de seguimiento. No es así. 

Gold dice que el programa de vacunación del gobierno está “enfocándose en la comunidad negra”, lo que ella llama “mero racismo”. Y luego pasa a decir “significa que usted se ha registrado en un ensayo médico… Mucha gente no se da cuenta de que eso es lo que están haciendo. Este sistema de seguimiento de farmacovigilancia lo sigue hasta por dos años. Está diseñado por el Departamento de Defensa. Y fue transferido a Oracle y Google para que recopilen los datos”.

Las declaraciones de Gold le hablan a miedos y desconfianzas atrincheradas en la comunidad negra para con las instituciones médicas causadas por experimentos como el estudio de Tuskegee. Gold, de hecho, menciona el experimento en su discurso, pero omite una explicación que diferencie lo que pasó entonces y lo que está pasando ahora. 

En 1932, en Tuskegee, Alabama, el gobierno estadounidense le mintió a cientos de hombres negros, diciéndoles que iban a recibir un tratamiento para la “mala sangre” (término que se refería a enfermedades como la sifilis, anemia y la fatiga) cuando en realidad no estaban siendo tratados: estaban siendo estudiados para analizar los efectos de la sifilis no tratada. 

La situación actual es que hay dos vacunas probadas y autorizadas disponibles para el uso del público general durante una pandemia global. 

Susan Rice, afroestadounidense a cargo de política nacional para la Casa Blanca en el gobierno del presidente Joe Biden, abordó el asunto en una conferencia de prensa cuando se le preguntó cómo superar el recelo por las vacunas en la comunidad negra. 

Rice mencionó que el grupo de expertos creado por Biden para responder al COVID-19 se está enfocando en la igualdad de acceso y equidad racial, pero tambien en la realidad de que “hay estadounidenses, y particularmente estadounidenses de color, que por razones históricas muy válidas tienen recelos y escepticismo”.

Es por eso, dijo Rice, que el grupo de expertos “está tratando de llegar directamente, a través de campañas focalizadas, a esas comunidades donde hay mayor escepticismo. Y eso es vital porque al mismo tiempo que las comunidades de color están sufriendo desmedidamente, puede que tengan menor acceso a información y menor capacidad para acceder fácilmente a internet, en algunas instancias, para hacer una cita para vacunarse. Tenemos que tomar todos los pasos necesarios para asegurarnos de que están al tanto de su disponibilidad, que pueden tomar una cita y que entiendan que la vacuna es segura”.

También es falso que, como dijo Gold, al aceptar la vacuna “usted se ha registrado en un ensayo médico”. Recibir una vacuna que ha sido probada y autorizada no registra a los pacientes en un ensayo. 

El “sistema de rastreo” al cual Gold aparentemente hace referencia es en realidad un sistema de administración digital para la distribución y monitoreo de la vacuna. Uno de sus elementos es v-safe, una herramienta digital de los CDC que permite informar efectos secundarios luego de recibir la vacuna. Como hemos explicado anteriormente, según datos obtenidos en los ensayos clínicos de las dos vacunas actualmente disponibles, mucha gente siente dolor en el lugar de la inyección, fatiga, dolor muscular o de las articulaciones, dolor de cabeza, escalofríos o fiebre. Según los CDC todos ellos “son signos normales de que su cuerpo está construyendo protección”. De todas formas, el uso del portal v-safe es opcional, no obligatorio, según lo confirmó por correo electrónico Kris Reeves, vocero de Oracle. 

Kristen Nordlund, vocera de los CDC, también nos confirmó por correo electrónico que la participación es voluntaria. 

Otra parte del sistema actúa como una “oficina nacional de información” para los datos anónimos de vacunación de los CDC, es decir, la información no incluye información personal que identifique al paciente. Esos datos “se utilizarán para análisis e informes realizados por agencias y organizaciones autorizadas”, según un comunicado de prensa donde Oracle explicaba el sistema. 

Nada, en la descripción que Oracle entrega sobre el sistema, indica que rastreará a pacientes individuales. 

Una historia de desinformación

Como dijimos al comienzo, esta no es la primera vez que Gold difunde información engañosa sobre el COVID-19. En el verano de 2020, creó una organización llamada America’s Frontline Doctors, a pesar de que los miembros más visibles del grupo no ejercen como médicos de primera línea en la pandemia, como el nombre de la organización hace creer. 

Aunque Gold tiene una licencia médica otorgada por California, no está claro cuánto ha ejercido durante la pandemia. Gold nos dijo que trabajó en dos hospitales en 2020, uno de los cuales está a cerca de 500 millas (800 kilómetros) de su casa en Los Ángeles. También recibió 154.633 dólares en préstamos del Paycheck Protection Program (programa parte del paquete de estímulos económicos para aliviar el coronavirus aprobado en marzo 2020) para empresas ubicadas en la misma dirección que su consulta médica, según un grupo de vigilancia que ha rastreado esos préstamos. 

Además, la iglesia desde la cual Gold habló está administrada por Rodney Howard-Browne, un pastor que ha fomentado teorías conspirativas del COVID-19 y que fue arrestado en marzo de 2020 por prestar servicios que violaban leyes de salud pública para disminuir la propagación del coronavirus. 

Además de las teorías conspirativas, Howard-Browne incorpora mensajes políticos en sus sermones religiosos. Aseveró, por ejemplo, que el presidente Donald Trump debería haber permanecido en el poder a pesar de que los estadounidenses votaron por sacarlo de su oficina. 

Finalmente, tres días después de haber hablado en la iglesia, Gold fue filmada en el Salón Nacional de las Estatuas del Capitolio luego que una mafia se tomara el edificio en un esfuerzo por volcar los resultados de las elecciones y mantener a Trump en el poder. Gold fue arrestada el 18 de enero y acusada de cargos de entrada violenta y conducta desordenada.

Traducido por Catalina Jaramillo. 

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre nuestras decisiones editoriales, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.